Cada 16 de mayo se celebra el Día Internacional de la Convivencia en Paz, declarado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en su resolución 72/130. Esta resolución fue el fruto de un gran trabajo previo de la Asamblea General y reconoce varias resoluciones predecesoras que evidencian la necesidad de un tratamiento distinto de los conflictos, de cualquier orden que sea. Allí se “Invita a todos los Estados Miembros a que sigan promoviendo la reconciliación para contribuir a hacer realidad la paz duradera [...] a través de medidas conciliadoras y servicios altruistas, entre otros medios, y alentando el perdón y la compasión entre las personas”.
La Organización de las Naciones Unidas hace tiempo viene trabajando sobre el tópico de la convivencia en paz y la cultura de la paz. Estos temas relevantes han sido abordados desde diferentes perspectivas. En efecto, la Asamblea General examinó el proyecto titulado "Hacia una cultura de paz" en relación con el tema titulado "Cuestiones relativas a los derechos humanos" (resoluciones 50/173 y 51/101). El tema titulado "Hacia una cultura de paz" fue incluido en el programa del quincuagésimo segundo período de sesiones de la Asamblea, celebrado en 1997. El año 2000, por su parte, fue proclamado Año Internacional de la Cultura de la Paz (resolución 52/15). Además, la Asamblea General proclamó el período comprendido entre los años 2001 y 2010 Decenio Internacional de una cultura de paz y no violencia para los niños del mundo (resolución 53/25), y aprobó la Declaración y el Programa de Acción sobre una Cultura de Paz (resolución 53/243). En sus períodos de sesiones siguientes, la Asamblea prosiguió el examen de la cuestión dictando más de 10 Resoluciones tendientes a considerar la tolerancia religiosa y propiciar el diálogo inter religioso e intercultural, y exhortando al mundo académico y a la población civil a hacerse eco de estos movimientos en pos de una convivencia pacífica.
Lo que se desprende de este profuso trabajo de la Asamblea General es la noción de la necesidad de un cambio de paradigma en todos los órdenes de la convivencia humana, inspirando un pasaje de los diversos tipos de adversarialidad (desde los más extremos e ilegítimos como la guerra y el homicidio, violencia religiosa, discriminación por diversos motivos hasta otras formas más sofisticadas y con menor desaprobación social) a una cultura de tolerancia, solidaridad y diálogo instaurado en los diferentes estamentos de la vida social, sostenidos por una cultura de paz y no violencia. Esa cultura, propagada activamente, llevará a una convivencia en paz que se festeja hoy. Fue en función de estos principios rectores y estos valores que la Defensoría General de la Nación creó el Programa de Resolución Alternativa de Conflictos, mediante Resolución DGN 475/12, que cumplió doce años de actuación el pasado 10 de mayo.
Esta paz deseada y celebrada, sin embargo, no es la ausencia de conflictos. Convivir en paz consiste en aceptar las diferencias y tener la capacidad de escuchar, reconocer, respetar y apreciar a los demás. Es un proceso positivo, dinámico y participativo en que se debe promover el diálogo y solucionar los conflictos con un espíritu de entendimiento y cooperación mutuos. Es desde esta perspectiva que el PRAC provee prácticas de facilitación de la comunicación y el diálogo, a pedido de defensorías, programas y comisiones del Ministerio Público de la Defensa (MPD) en conflictos judicializados o en vías de judicialización, así como también en conflictos de convivencia laboral dentro de las oficinas del Ministerio Público de la Defensa. De este modo, el Programa pone en acción los principios antes mencionados, haciendo uso de sus saberes y experiencia al servicio de la comunidad con el fin de colaborar en la gestión de los conflictos a través de la comunicación y el diálogo como vía diferencial a la judicialización, procurando el abordaje de las personas y sus conflictos de un modo más humano e integral.