El 15 de junio ha sido proclamado por la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) como el Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez (Res. AG 66/127). La conmemoración tiene el objetivo de generar conciencia social sobre el abandono, maltrato y abuso producido a las personas mayores. Ese mal presenta múltiples formas y resulta inaceptable, pero puede prevenirse.
En el actual contexto de pandemia y aislamiento social obligatorio esta fecha asume una relevancia fundamental, ya que los malos tratos o abusos en la vejez suelen ocurrir principalmente en entornos privados y reservados. El maltrato del cuidador, o el abandono y el abuso psicológico, financiero y físico de las familias son las principales violaciones que sufren las personas de edad.
En ese sentido, Antonio Gutierres, secretario general de la ONU, expresó que "la pandemia de COVID-19 está causando temor y sufrimiento indescriptibles a las personas de edad en todo el mundo. Más allá de su impacto en la salud, la pandemia coloca a las personas de edad en una situación de mayor riesgo de pobreza, discriminación y aislamiento. Es probable que tenga un efecto devastador para las personas de edad en los países en desarrollo."
Según la ONU, aunque todas las personas de cualquier edad corren riesgo de contraer COVID-19, las personas mayores tienen un riesgo significativamente mayor de mortalidad y enfermedad grave después de la infección, y los mayores de 80 años mueren a un ritmo cinco veces mayor que el resto. Se estima que el 66% de las personas de 70 años o más tienen al menos una afección subyacente, lo que los coloca en un mayor riesgo frente al COVID-19.
Al analizar el impacto de la pandemia, la ONU también sostuvo que las personas mayores pueden sufrir discriminación por edad en las decisiones sobre atención médica, traje y terapias que salvan vidas. Además, debido a las desigualdades globales, ya antes del COVID-19 hasta la mitad de las personas mayores en algunos países en desarrollo no tenían acceso a los servicios de salud esenciales. El contexto actual también puede conducir a una reducción de los servicios críticos no relacionados con el COVID-19, lo que aumenta aún más los riesgos para la vida de las personas mayores.
Por otra parte, algunas personas mayores se enfrentan a vulnerabilidades adicionales en este momento. El virus no sólo es una amenaza para sus vidas y su seguridad, sino que también lo es para sus redes sociales y sus fuentes de ingresos.
Debemos recordar que, según los postulados que surgen de la Declaración Política y el Plan de Acción Internacional de Madrid sobre el Envejecimiento 2012, a los que alude la Resolución 66/127 de la Asamblea General de la ONU, "el proceso de envejecimiento entraña la reducción de la capacidad de recuperarse, por lo que las personas de edad que han sido víctimas de malos tratos pueden llegar a no recobrarse nunca del todo, física o emocionalmente, de la experiencia sufrida."
Ello nos lleva a poner la mirada más intensamente en nuestras personas mayores y, tal como expresó la experta independiente en el disfrute de todos los derechos humanos de las personas mayores, Rosa Kornfeld-Matte, debe garantizarse la realización equitativa de todos sus derechos, incluido el acceso a la atención médica.
Por eso, este 15 de junio de 2020 resulta una oportunidad única, extraordinaria y esencial para que la sociedad aúne esfuerzos para encontrar soluciones y se involucre en la defensa de los derechos de las personas mayores.
Por último, resulta propicio recordar que en el ámbito de la Defensoría General de la Nación funciona el Programa sobre Temáticas de Salud, Discapacidad y Adultos Mayores, que cumple la función de asesorar y brindar apoyo en torno a las cuestiones que atañen a las personas mayores, de forma transversal en los distintos fueros, a las dependencias del Ministerio Público de la Defensa.
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