"Señora Jueza, este jurado ha decidido que el acusado es no culpable". Con esas palabras Federico, uno de los adolescentes alojados en el Centro Socioeducativo de Régimen Cerrado Luis Agote, le comunicó a la jueza González del Solar (interpretada por la actriz Victoria Rodríguez Montes) la determinación que él y el resto del público tomaron con respecto a la suerte de Luis Alberto Campos (Pablo Trevisán), imputado por el homicidio de Jonathan Rivera. ¿Ficción? ¿Realidad? Lo cierto es que lo que siguió fue una catarata de aplausos.
Se trató, precisamente, del punto culminante de lo que fue una función atípica del espectáculo teatral "El veredicto".
Atípica porque la obra, co-escrita y co-dirigida por la defensora pública oficial de CABA Paula Lagos y por el psiquiatra Daniel Kersner, fue realizada durante la tarde de ayer en el teatro del Centro mencionado, un centro de detención destinado a alojar adolescentes con procesos penales ante la justicia nacional y/o federal. El evento formó parte de las actividades organizadas en el marco de la campaña "A 30 años de la Convención sobre los derechos del niño: el compromiso con la infancia" que la Defensoría General de la Nación (DGN) lleva a cabo desde agosto de este año.
"El veredicto" consiste en la realización de un juicio en el que se acusa a un hombre de cometer un homicidio. Lo novedoso es que tiene un formato participativo: es el público quien desde el inicio de la obra es designado jurado del juicio, luego de escuchar los alegatos de la defensa y de la fiscalía, además de las versiones de testigos y del imputado, decide con su voto la suerte de este último (y, por ende, de la obra misma).
En la tarde de ayer este público-jurado estuvo conformado por los adolescentes alojados en el Agote; por otras y otros provenientes del Centro Manuel Belgrano y de Residencias Socioeducativas de libertad restringida de CABA; por defensoras/es, empleados/as y funcionarios/as del fuero de menores del Ministerio Público de la Defensa de la Nación; magistradas/os de la Ciudad; funcionarias/os del Consejo de Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes (CDNNyA); y autoridades y operadoras/es de los centros.
Una vez que el escenario se vació de los protagonistas, es decir, una vez que "se desalojó la sala", fue el turno de actuar del jurado. "Para mí el acusado es culpable", afirmó provocativamente una de las autoridades del Centro y dio -no sin un coro de chiflidos de fondo- sus argumentos, que no convencieron a la mayoría, más proclive a dudar de la contundencia de las pruebas presentadas y bregar por la inocencia del imputado. Luego de varios minutos y de encendidas intervenciones -entre las que se destacaron, especialmente, las de las y los adolescentes-, los intérpretes volvieron a escena a escuchar qué se había decidido. Defensor y defendido, arriba del escenario, festejaron en un largo abrazo.
No fue la única celebración: a los aplausos y felicitaciones entre público y artistas se le sumó una merienda compartida por el total de las y los protagonistas de la tarde. Pizzas hechas por los adolescentes alojados en el Agote, alfajores, gaseosas y dulces compartidos por la DGN circularon sin prisa pero sin pausa entre las y los presentes. En este caso, y a diferencia de lo que sucedió minutos antes con los 40 votos contra 8 del jurado, hubo unanimidad en el veredicto: fue un excelente cierre para una tarde inolvidable.
La campaña "A 30 años de la Convención sobre los Derechos del Niño: el compromiso con la infancia” se inscribe dentro de las distintas actividades que durante 2019 y 2020 desarrollará la DGN en el contexto de la campaña general "Defensa Pública. Garantía de Acceso a la Justicia", convocada por la defensora general de la Nación a través de la Resolución DGN 908/2019.
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UNA TARDE DE TEATRO POR LOS 30 AÑOS DE LA CONVENCIÓN DE LOS DERECHOS DEL NIÑO
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