Se llevó a cabo esta mañana en la Defensoría General de la Nación (DGN) el seminario “Aprendizajes y desafíos del trabajo con víctimas de violaciones de DDHH”, dictado por Carlos Beristain, médico y doctor en psicología español, experto en trabajo con víctimas de violaciones de derechos humanos y actual miembro de la Comisión de la Verdad en Colombia. La capacitación estuvo dirigida principalmente a miembros de los distintos programas y comisiones de la DGN vinculadas con la temática.

El especialista europeo, luego de ser presentado por Luciano Hazan, secretario letrado a cargo del Programa contra la Violencia Institucional, desarrolló una serie de premisas y conceptos ligados a la atención psicosocial de víctimas de violaciones de derechos humanos. “Tenemos que dejarnos tocar por la experiencia de las víctimas para poder entenderlas”, dijo. Y remarcó: “ponernos en el lugar del otro, pero no secuestrar el dolor de la víctima; sí entender su dimensión para poder realizar un buen trabajo técnico”.

En la publicación “Acompañar los procesos con las víctimas”, Beristain define la atención psicosocial como “el proceso de acompañamiento individual, familiar o comunitario orientado a hacer frente a las consecuencias del impacto traumático de las violaciones de derechos humanos y promover el bienestar, apoyo emocional y social a las víctimas, estimulando el desarrollo de sus capacidades (…) La dimensión psicosocial no tiene solo en cuenta al individuo, sino la dimensión familiar y la reconstrucción de redes sociales de apoyo, que se han destruido muchas veces como consecuencia de las violaciones”.

Durante su exposición, Beristain destacó que el enfoque psicosocial es complementario “de la rueda legal propia de cada caso”. “Hay que actuar dentro de la rueda personal de las víctimas, de la rueda de sus vidas”, explicó. Para eso, es vital generar un vínculo de confianza: “hay que acercarse a la víctima y escucharla”.

Esa escucha y presencia activa, orientada a ponerse en el lugar de la víctima, encuentra al miedo como experiencia central en muchas de ellas. “Existen dos tipos de miedo: el que llamo “miedo al cuarto oscuro”, que tiene que ver con un temor abstracto, en el que la amenaza no se puede ver, que paraliza; y el “miedo al perro que muerde”, que es algo concreto”. Reconocer estas modalidades del miedo, según el especialista, permite pensar distintas maneras de organizar estrategias para enfrentarlos: “la idea es encontrar cómo poder pasar de un miedo al otro”, en el que el peligro se convierta en algo visualizable, material, en el que se le pueda poner nombre al miedo.

Beristain integró recientemente el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en el caso de la desaparición forzada de 43 estudiantes de la Escuela Normal de Ayotzinapa. A partir de su experiencia en diversos equipos de acompañamiento, Beristain recorrió otros aspectos problemáticos con los que una perspectiva psicosocial tiene que enfrentarse a la hora de relacionarse con las víctimas: el peso del estigma (“torturado”, “refugiada”, “violado”, etc.), la carencia de sentido de la experiencia individual y social, los traumas, culpas, pérdidas y duelo, entre otros.

El especialista español explicó, finalmente, que lo que se quiere lograr es “devolver el poder a la víctima, volver a ponerla en control de su vida y que recupere su dignidad. Apuntar no a revictimizar o eternizar ese lugar, sino abrir un espacio positivo, que apunte a que el proceso de acompañamiento tenga un componente reparador”.