A partir de una presentación de la Defensora Pública Coadyuvante de la Defensoría Pública Oficial ante el Tribunal Oral en lo Criminal Federal Nº 1 de Rosario, María Jimena Sendra, y por pedido del fiscal de la causa, Federico Reynares Solari, absolvieron a una mujer acusada de tenencia de estupefacientes con fines de comercialización que había sido víctima de hechos de violencia infringidos por su ex pareja –también acusada por la misma razón.

El pedido de sobreseimiento surge de la presentación que, desde una perspectiva de género y con el apoyo de la Comisión sobre temáticas de Género de la Defensoría General de la Nación, elaboró Sendra y encontró eco en la actuación del fiscal.

“Es de destacar -señaló la funcionaria del Ministerio Público de la Defensa- que el fiscal pudo ver los hechos del caso desde una perspectiva de género, tal como planteamos desde la Defensa. Casos como este, que trabajamos junto a la Comisión de género tiene que ver con poder cambiar ciertas prácticas en la administración de justicia”.

El caso por el que originalmente estaban imputados tanto la mujer como su ex pareja dio un vuelco cuando la Defensora Pública comprobó que uno de sus defendidos (la mujer) había realizado con anterioridad a la causa una denuncia por violencia de género contra el otro (el hombre, ex pareja de la mujer). A partir de ahí, Sendra pidió la separación de las defensas para que no se la revictimizara a ella y evitar así un riesgo para su integridad física al ser juzgada en un mismo proceso que él.

El siguiente paso fue probar que la mujer obró bajo estado de necesidad justificante. “A la hora de evaluar la conducta de mujeres involucradas en delitos relacionados con el tráfico y la comercialización de sustancias estupefacientes -afirmó la Defensora en su escrito dirigido al Tribunal- es importante conocer la situación de cada mujer en particular, indagar en su historia de vida y así conocer los factores de vulnerabilidad que han favorecido su inmersión en este tipo de hechos. Se verá entonces que muchísimas más veces que lo que pueda inicialmente pensarse, las mujeres dedicadas a estas tareas lo hacen forzadas por un contexto socioeconómico que las margina; por verse obligadas a hacerlo en el marco de relaciones interpersonales atravesadas por la violencia de género; entre otras posibles razones”.

“La violencia de género -subrayó la defensora en su presentación- reposa en las relaciones desiguales de poder, y tiene directas consecuencias en la limitación de la autonomía de las mujeres. La violencia restringe el ámbito de libertad y elección de la persona que la sufre; ya sea se produzca por vías de hecho físicas, u otras más sutiles”.


02 de septiembre de 2016